Cuando nos levanto nos voces al Señor Jesucristo, esperamos una responder directamente de sus labios. Por que Dios nos ama, por que nosotros es su hijos, y hijas, por que nosotros es precioso a El. Pero muchas veces cuando Dios clama a nosotros, nuestros corazones se han endurecen. ¿Por qué debo escuchar? ¿Por qué me debe importar? ¿Por qué debería ser importante para mí? Me tienes otra cosas hacer.
Cada momento, Dios está llamando a ustedes desde su sangre, desde su amor, desde su ofrenda, y no nos damos cuenta de que él es el Rey que ha formado el universo, que ha formado tu y me, que nos llama, “Ven a mí.” “Venga a mí y beba del agua vida, venga a mí y recibir una nueva vida. Recibir mí amor. Recibir poder. Recibir paz. Recibir el verdad, me permite transformar tu vida por mí gloria, Yo tengo el poder.”
Cada momenta la mundo es mas importante a nos, “Una momento, Señor, en dos minutos somos aquí.” Mientras estamos comprando, soñar, caminar, respirar, nunca pensamos de su voz. Por lo general, Dios mueve las montañas en nuestras vidas sólo para llamar nuestra atención, y una vez más nos habla, “Ven a mi, me conocen, pruebemé, me buscan. Ahora es el tiempo. Tengo tesoros por usted. Tengo reinos para que usted pueda conquistar con mi verdad. Tengo una cosecha de almas cuando escuche mi voz. Ven. Ven. Ven.
¿Que pase cuando nos respondes a su llamado? ¿Que pase a nuestras generacíon, nuestras casas, nuestras relacíones? Pruébalo. Mira.
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